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No te sientes a la mesa de un tacaño,[a]
    ni codicies sus manjares,
    que son como un pelo en la garganta.[b]
«Come y bebe», te dirá,
    pero no te lo dirá de corazón.
Acabarás vomitando lo que hayas comido,
    y tus cumplidos no habrán servido de nada.

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Footnotes

  1. 23:6 un tacaño. Alt. un hombre mal intencionado.
  2. 23:7 que son … garganta (LXX); pues como él piensa en su interior, así es él (TM).